Mantua es una de las joyas renacentistas más bellas de Italia. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008 junto con la cercana Sabbioneta, la ciudad está rodeada por lagos que provienen del río Mincio, lo que le da un ambiente romántico y fascinante. Al sur de Mantua, a lo largo del lado derecho del Po, entre Quisitello y Felonica, se extiende la llamada «Strada del Tartufo», un área reconocida gracias a la presencia de la preciada trufa blanca, protagonista de muchos eventos y ferias locales.